´ María
Isabel Hayek
Colegio
Alemán, Quito
Juan
Valdano ha retratado (en Mientras llega
el día) la vida en la Audiencia de Quito, a finales del siglo XVIII y
principios del XIX. A lo largo de toda la obra, el escenario fundamental en el
que tiene lugar la acción es la ciudad de Quito en toda su magnitud. Todos los
movimientos de los personajes ocurren en un ambiente que recrea la vida
cotidiana del Quito colonial, de la que el autor no ha olvidado ningún detalle. Calles y barrios –San Roque,
San Marcos-; conventos e iglesias –San Francisco, La Compañía-; las principales
plazas –la plaza grande, San Francisco-; la biblioteca municipal y la
universidad de San Gregorio; el Cuartel Real de Lima; las fonda; los talleres;
las viviendas de mestizos, criollos y nobles españoles; las quebradas y los
alrededores o afueras –Guápulo, el Pichincha y el valle de los Chillos, por
ejemplo- albergan y esconden a Pedro Matías Ampudia y a los rebeldes que los
acompañan mientras los soldados y las autoridades españolas los persiguen.
Así mismo,
el tiempo de las acciones está concebido e tal modo que el presente de la
acción –el 2 de agosto de 1810 y los pocos días precedentes- alterne con el
pasado que dio origen a la insurrección, que retoma el famoso “primer grito”
del 10 de agosto de 1809 y toda la etapa colonial en la Real Audiencia de
Quito. En rigor se produce una constante alternancia entre tres tiempos
diferentes si se considera la perspectiva histórica del novelista y los
lectores contemporáneos, herederos de esa Historia, latente en todos los
ámbitos de la organización social, de la vida cultural, en la arquitectura y en el trazado urbano del
Quito colonial.
La
lógica de la relación espacio-tiempo que se impone en Mientras llega el día es la
de la insurgencia, la de un corte en la historia, la de la necesidad de ruptura
y transformación. De acuerdo con la teoría del cronotopo de Bajtín, la relación
entre tiempo y espacio no solo es indisoluble sino que tiene sentido en la
medida en que organiza los principales hechos argumentales. Todo apunta a la
ruptura del orden, a la protesta; es decir, se narra la organización
clandestina de una rebelión y la correspondiente resistencia por parte de
quienes se oponen a ella de ahí que, de principio a fin, los personajes permanecen divididos en dos frentes; los que huyen y se esconden porque
pretender subvertir el orden imperante y los que persiguen y encarcelan para
mantener el estado de cosas y reprimir la rebeldía. Los que actúan movidos por
el bien común a pesar de sus complejos e inseguridades frente a los que
sucumben ante la mezquindad y el arribismo. La meta es la asunción de una
identidad múltiple al amparo de la justicia.
Libertad
frente a injusticia y opresión, pero libertad con identidad, podrían ser los
términos que ilustren el principal enunciado de la novela. L título de la
novela lo resume todo: Mientras llega el
día. En él Valdano ha conjugado muy bien la tensión del momento, es decir,
la coyuntura correspondiente a la rebelión popular que se prepara y que dota del
sentido de inminencia a la historia relatada y, al mismo tiempo, la
recuperación de la que vendría a ser la otra cara de la realidad histórica, es
decir, el proceso, la historia precedente que acarrea un conjunto de
situaciones y hechos sociales y políticos que explican la insurrección popular
.
Según
el historiador Hyden White (1), tanto la historia como la literatura deben ser
escritas y leídas como elaboraciones discursivas en las que aparecen
recurrentemente cuatro tropos: la metáfora, la metonimia, la sinécdoque y la
ironía. En este contexto, cabe mencionar la simbología que adquieren en Mientras llega el día tanto la piedra
como la fachada de La Compañía, que se convierten en metáfora y sinécdoque,
respectivamente, y que reflejan una de las ideas de Valdano: la de la
perdurabilidad y la maleabilidad de un material genuino, pesado y duro como la piedra, que sostiene la ciudad y la
adorna; piedra convertida en sinuosas
columnas que en la fachada del templo de los jesuitas encubre y revela la
expresión más palpable de la Historia de la población quiteña: su mestizaje. Y
en relación con ese fenómeno social, cultural e histórico se puede leer también
el título de la novela desde el momento actual: mientras llegue el día en que
en el Ecuador asuma su identidad mestiza. Este es, desde mi punto de vista, el
eje semántico alrededor del cual Valdano ha retomado el episodio del 2 de
agosto de 1810.
El
autor ha creado la figura de Pedro Matías Ampudia para encarnar en él el drama
histórico social que supusieron las gestas libertarias y, en ese sentido, este
protagonista persigue el ideal de libertad que animó a los próceres a luchar
contra España para conseguir la independencia y luego construir sus Estados
nacionales. La preocupación por lo nacional que anima tanto al personaje
principal de Mientras llega el día
como al autor, no es sola la de la emancipación política, sino la de la
cohesión social en torno a la figura del mestizo. Y este último rasgo es el que
da a la obra de Valdano un tinte realista: por el énfasis puesto en la
problemática social y no solo en el ideal del protagonista. Como dice Jean
Franco, el realismo evidencia “todas las tentativas de pintar el mundo y la
sociedad exteriores con verosimilitud”. (2) Mientras
llega el día comparte rasgos románticos y realistas. Pedro Matías Ampudia
no representa únicamente al héroe de la novela que lucha por un ideal
libertario, sino que adquiere tintes realistas porque guarda la eterna pugna de
sus ancestros en su interior; se ha formado bajo los principios de la
Ilustración y establece relaciones con criollos, indios, curas y mestizos, lo
que lo ubica en el centro del conflicto sociocultural que subyace en la lucha
contra las autoridades de la Real Audiencia. De este modo Valdano incorpora su
tesis de que el problema histórico esencial para este país radica, aún hoy, en
la asunción de la propia identidad. Esto responde a la
voluntad
de establecer un puente constante entre la actualidad entre la que los textos
se escriben y el pasado al que evocan… Intención testimonial que debe reflejar
una conciencia aguda de la temporalidad y de su transcurso, una comprensión no
solo de la época que se describe sino como influye ese período en el presente
en el que están situados el autor y el lector. (3)
La insistencia en el tema de la
identidad a través de las palabras de Espejo y de los conflictos concienciales
de Ampudia y de los otros personajes, refleja esta preocupación del novelista
que atraviesa buena parte de su producción ensayística y ficcional. Además, con
el afán de no ofrecer una visión simplista y reductora de este momento
histórico, y de no ceñirse únicamente a los acontecimientos de orden político,
Valdano penetra en la cotidianidad de los quiteños: hay lugar para el amor,
para las reflexiones sobre la identidad y el mestizaje; para referir las
prácticas de una alcahueta que a su vez
hace de curandera; para destapar las inmoralidades de ciertos curas, entre
otros muchos eventos. Como se ve, la novela se abre al ámbito de lo local y
cotidiano, al terreno de las costumbres y tradiciones; no descuida tampoco la
problemática social y cultural; es, en este sentido, una clara fusión
romántico-realista.
El acercamiento al lado humano de los
personajes históricos y de la población quiteña de entonces, a través de lo
anecdótico y de la invención de episodios llenos de intriga en los que afloran
las envidias, los resentimientos, las traiciones y las pasiones, muestran
hábilmente, desde el ámbito de la novela, la corrupción, el abuso de autoridad,
la inoperancia y decadencia del entonces Presidente de la Audiencia,
reconocidas por la Historia oficial, y muestran también, con un espíritu fiel
al romanticismo decimonónioco, el afán libertario que reinaba en el mundo a raíz
de la Revolución Francesa y que caló en las conciencias de los quiteños a través de las lecturas de los
viajes de los criollos y mestizos ilustrados.
Mientras el narrador traduce lo que
piensan y sienten Ampudia y los demás personajes, inserta en su discurso la voz
de varios sectores sociales, figuras e instituciones importantes (las
autoridades civiles y militares de la Real Audiencia, la ciencia, la Iglesia,
el arte, los indios, los mestizos) y así ofrece un panorama sociocultural y
político de la época. Por otra parte, la presencia de extensos monólogos en los
que algunos personajes, incluido el principal, reflexionan y se confrontan con
su rol social y cultural, busca ampliar el discurso y hacerlo polifónico…
El drama social que involucra a jefes
militares, soldados, mestizos, indios, prostitutas, criollos, autoridades
españolas, artistas, masones y pensadores como Espejo, parecería condensarse en
la conciencia heroica de Ampudia, quien pugna por saber quién es y por asumir
su mestizaje, anque para ello tenga que ofrendar su vida. Es el héroe idealista
por antonomasia…
El fenómeno de la bifocalidad señalado
por Bajtin, presente en varias intervenciones de los personajes y del narrador
omnisciente, refuerza la concepción de Valdano de que los vicios y las
tinieblas que han envuelto “secularmente” a los quiteños –léase ecuatorianos-
podrían superarse solo cuando se erradique la prisión de la indignidad. En
algún momento también Pedro Matías había dicho
que era necesario expulsar la
Colonia de las propias almas. Esto contradice, en alguna medida, la imagen de
rebeldía y de descontento popular que se ha transmitido a lo largo de la novela, y que se resuelve demasiado
fácilmente con la argumentación final de
Judiht y del autor: “Yo píenso como él: hay que exorcizar los demonios que surgen de las sombras del pasado. La
historia verdadera de estas tierras y su gente aún no ha sido escrita. Es necesario
que alguien la escriba para archivarla definitivamente y liberarnos de ella”.
Estas palabras , doblemente metafóricas, hablan de la escritura de la
verdadera historia como una práctica, una lucha que lleve a un corte definitivo
y a un cambio radical capaz de instaurar un nuevo orden social, exorcizando y
venciendo la iniquidad y la sumisión; y,
por otro lado, aluden a una trampa insalvable de la Historia y de su escritura,
y es que aquello que pretende ser un acontecimiento revolucionario, un salto ruptural que sepulte
“el pasado”, es, a su vez, inevitable registro y memoria para la posteridad.
Los lectores contemporáneos sabemos, además, que la luz que anunciaba el fin de
la larga noche no fue lo suficientemente poderosa para sepultar definitivamente
las sombras del pasado colonial en el proceso de constitución de la conciencia
nacional, entendida ésta como la articulación de un conjunto de valores que
giran alrededor del sentimiento patriótico, la unidad nacional, la identidad,
desde una perspectiva ideológica de
corte liberal.
Por las características que distinguen a
Mientras llega el día, se puede ver
que Valdano ha seguido los rasgos distintivos de la novela histórica que
plantea George Lukács y que se resumen fundamentalmente en los siguientes: no
moldear como personajes de ficción a los protagonistas reales de los sucesos
políticos, ya que éstos deben aparecer como decorados de fondo y pasar
subrepticiamente sin monopolizar la atención; convertir los sucesos históricos
en eventos ficcionales o hacer que predomine la “trama” ficcional sobre los
hechos registrados por los historiadores como históricos: los eventos
históricos que se narren o que sirvan de marco a la novela deben haber ocurrido
no menos de cincuenta años antes de su escritura; no es importante si los
detalles o los hechos individuales son
históricamente correctos o no, pero sí se debe conservar la esencia interna de
los hechos históricos representados, aunque
se usen formas de expresión vigentes en la época de la escritura de la
novela.
Por otro lado, la postura de Juan Valdano
frente a los hechos históricos recogidos en Mientras
llega el día no evidencia una lectura distinta a la difundida por la historiografía oficial. Ya sea entre
líneas o explícitamente, la matanza del 2 de agosto aparece según el enfoque
historiográfico tradicional con pocas distorciones. Aparte del papel que todos
atribuyen a Eugenio Espejo en el fortalecimiento de la conciencia independentista y que, como ya se dijo, está
recogido en profundidad en la obra, se alude al espíritu emancipador que había
caracterizado a los quiteños y a toda la población que actualmente constituye
el Ecuador; se presentan los abusos y atropellos de los chapetones y el
creciente interés de los criollos que reclaman su derecho a gobernarse por sí
mismos; la incidencia de acontecimientos como la Revolución Francesa,
entre los más importantes.
La figura de Espejo es nuclear en la
novela de Valdano. Es una especie d alter-ego de Pedro Matias Ampudia porque
prácticamente todos los rasgos que definen y caracterizan a este personaje son
los que corresponden al mestizo llamado Eugenio Espejo…
Si bien el médico y periodista quiteño
constituye un refrente fundamental en la novela de Valdano, no es él el centro
de la acción; se convierte en la sombra tutelar de Ampudia… Pocas son las
modificaciones a la biogafía de Espejo que hace el autor de Mientras lega el día a través de Pedro
Matías Ampudia. En rigor, este personaje es el continuador de la labor de Espejo, es su eco. Espejo es
un símbolo del que emana una conciencia
social: es el núcleo del que brotan y en el que convergen una serie de
circunstancias que ilustran la problemática de su tiempo. En la novela, Espejo
es el representante del mestizo ecuatoriano, ese ser atormentado que no goza de
la aceptación abierta y decidida de los sectores pudientes por tener un origen
humilde y sangre india en sus venas. Es el heredero del apellido Espejo que
adoptó su padre al cambiar su originario apellido Chuzig; es el hombre
ilustrado, inquieto investigador, precursor en materia política, cultural y
periodística en la Audiencia de Quito; el médico y bibliotecario capaz de
responder a la altura de los
conocimientos de los jesuitas y de los
avances de la cambiante ciencia del
siglo XVIII.
Valdano ha querido novelar un
acontecimiento social y político trascendental; Mientra llega el día se ocupa de un hecho de interés colectivo,
relata la gesta del pueblo quiteño en un momento decisivo de la Historia. Sin
embargo, el personaje Pedro Matías
Ampudia navega entre dos aguas, las del romanticismo y las del realismo.
Comparte los rasgos del héroe de la novela romántica porque trasciende el mundo
que lo rodea y alcanza una doble victoria que lo libera: ha descubierto los
secretos sobre su ser y ha sembrado una semilla de libertad. Pero es, a su vez,
el clásico prototipo de la novela realista porque él encarna al mestizo: en él
se condensa la problemática social y la lucha política de su pueblo, es el
símbolo de una búsqueda, el que representa a la masa oprimida.
Desde una determinada concepción de la
ficción histórica, se busca inventar lo anecdótico, la trama novelesca, mas no
los hechos históricos en sí mismos. Valdano encuentra en el personaje de
Ampudia una posibilidad mayor para la distorsión o invención de la anécdota,
que en el personaje de Eugenio Espejo, porque no busca inventar o crear una
desafiante versión acerca del insigne médico quíteño ni de la bullente atmósfera
de la Audiencia de Quito a fines de la época colonial, sino que pretende, ante
todo, una recreación verosímil de lo ocurrido
con la población quiteña; es decir, no ir más allá de lo que la
historiografía ha planteado hasta ahora en torno a esa figura y ese tiempo
La
novela de Juan Valdano forma parte de la vasta y variada gama de novelas que
ficcionalizan la Historia o que tienen como telón de fondo una época o un acontecimiento histórico. Como parte del
subgénero de la “novela histórica” en
las últimas décadas del siglo XX, da
cuenta de ciertas modificaciones
estéticas presentes en la narrativa de la segunda mitad del siglo XX, así como
de las modificaciones en la concepción de la Historia y de la historiografía. En tal sentido, Mientras llega el día se acerca de modo
más exhaustivo al ámbito sociocultural de los diversos sectores o grupos
que conforman la sociedad quiteña de
fines del siglo XVIII, toma en cuenta las voces y miradas de los grupos
subalternos, los acontecimientos de la cotidianidad, la posible comprensión
histórica de individuos anónimos, las debilidades y derrotas de las
figuras prominentes, entre otros
aspectos.
En el
Ecuador y en América Latina, la novela histórica contemporánea llena ciertos
vacíos historiográficos por su papel crítico y transgresor, su intencionado
cuestionamiento del poder. Mientras llega
el día enaltece las primeras gestas libertarias en el territorio que hoy
corresponde al Ecuador, pero, en lugar de centrar la problemática alrededor de
los próceres criollos, propone que la verdadera alternativa de liberación no
podía provenir de otro sector social que el de los mestizos, verdaderos
exponentes del “ser nacional”, desde el punto de vista de Valdano, y por eso
la figura de Espejo es emblemática en la novela.
Cabe
comparar el cuestionamiento del poder presente en Mientras llega el día con la ironía y la crítica evidentes de Anillos de serpiente (1998), otra novela
de Valdano que, si bien no resiste la denominación de “histórica” en estricto
sentido, sí revela una preocupación por lo histórico. Está ambientada en el año
de 1961. Reinan la agitación social y los discursos demagógicos del líder
populista conocido como el Loco o el Profeta. El detective Heráclito Cardona,
personaje principal, arriesga su vida para encontrar los responsables del
supuesto asesinato de un diputado velasquista. El interés por lo policial y la
denuncia política se impone sobre lo histórico, pues a pesar de que se desmonta
la lógica del poder y se critican los vicios del velasquismo que han
permanecido enquistados en la práctica política del Ecuador hasta el presente,
predomina la labor detectivesca. Sin embargo, esta novela de Juan Valdano es un
claro ejemplo de pertenencia a distintos subgéneros: el policial, el político,
el histórico, el de intriga.
En
América Latina, el acercamiento de escritores y lectores al pasado está signado
también por una necesidad de volver a los orígenes, de acudir a las fuentes
para entenderse y entender la constitución de las identidades nacionles y en la
identidad americana en general.
La
Historia oficial había mantenido, y en alguna medida aún mantiene, la
preocupación por canonizar y establecer una genealogía de próceres inmaculados,
presentando versiones reductoras y maniqueas del pasado; se trataba de una
Historia más preocupada por por consagrar que por conocer.
En
las últimas décadas, la escritura de la Historia, sea en la novela o en un ensayo
historiográfico, aparte de criticar o cuestionar, intenta comprender los
procesos o las actuaciones de figuras representativas que contribuyeron a
formar las sociedades actuales. En Mientras llega el día se advierte el
interés del autor por adentrarse en la problemática de la identidad, porque la
representación y la invención de lo que ocurrió en épocas pasadas supone una
aproximación a los rasgos que nos han caracterizado y nos han dado cierta
identidad colectiva. Se percibe una preocupación por cuestionar, de alguna
forma, el discurso historiográfico oficial y para ello ha optado por un
narrador testimonial que cuente la Historia de manera crítica. Pedro Matías
Ampudia es el vivo ejemplo del drama social de los mestizos perseguidos y
silenciados por las poderosas instituciones coloniales. Juan Valdano retoma la
idea de Icaza en El chulla Romero y
Flores: el mestizo necesita reconciliar las voces ancestrales que pugnan en su interior; la identidad de los
ecuatorianos es necesariamente plural y debe asumir la diversidad étnico-social
que caracteriza a este país. La otra
novela de Valdano, Anillos de serpiente,
aunque no corresponda propiamente al género de la novela histórica, plantea el
problema de la identidad a partir de la
ética social y pone al descubierto el engaño y la corrupción de las altas
esferas gubernamentales y de las elites políticas.
La
ficcionalización de la Historia permite a los escritores apropiarse de esa
porción de la realidad que es el pasado nacional y regional. Por lo tanto el discurso
de la novela histórica contemporánea se inserta en el mismo espacio en el que
circulan otros discursos sociales y junto con ellos participa activamente en la
construcción de la memoria histórica colectiva. Si la novela histórica del
siglo XIX y principios del XX participó activamente en la configuración de la
identidad de las nuevas naciones
americanas, desde una perspectiva acorde a la ideología política liberal y una
visión positivista de la Historia, la reescritura de la Historia en la
novelística contemporánea propone
construcciones de las historias nacionales contrarias al discurso
monológico de la Historia tradicional.
Lo
anterior supone que los discursos histórico y ficcional contemporáneos
enfrentan el concepto de “nación” de manera distinta. La nación deja de ser una
comunidad idealmente homogénea, con unidad lingüística, étnica, religiosa, etc.
Lo nacional, desde una perspectiva dialógica, pasa a ser un concepto más
abierto, que expresa la heterogeneidad cultural y social de una comunidad y que,
por otro lado, no puede ignorar y acallar la divesidad de identidades que
pueden formar parte de ella. En la novela de Juan Valdano se advierte el
interés del escritor por luchar contra la desmemoria y la incapacidad para
asumir la identidad social que nos corresponde.
El
discurso en Mientras llega el día
parecería buscar una revisión crítica de un “mito nacional” y consolidar la
identidad nacional interpretando la Historia. Subyace una pregunta sobre por
qué somos como somos y se atribuye el origen de la fragmentación y
desarticulación actuales a falta de asunción de una identidad mestiza, y a la
corrupción que envuelve tanto a los representantes de las cúpulas poderosas
como a los representantes de los sectores subalternos.
Este
nuevo enfoque refleja, en cierto modo, según lo sostiene Carlos Pacheco, una
“estética metonímica”, pues lo visto “desde abajo” o a partir de la
“intrahistoria” descubre otras percepciones y construcciones de la Historia en las que no hay afán totalizador, sino
precisamente un propósito concreto, limitado, particular, propio de una
conciencia histórica ligada más bien a la cotidianidad.
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(1)
White Hayden,
Metahystory; The Histical Imagination in Nineteenth-century
Europe. Baltimore:
Johns Hopkins University Press. 1973.
(2)
Franco, Jean, Historia de la literatura hispanoamericana. Barcelona, Ariel, 1987.
P 103.
(3)
Valdano, Juan, Mientrs llega el día. Quito, editorial Grijalbo, 1990, p. 13.
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·
Framento del ensayo publicado en LETRAS DEL
ECUADOR, No. 187 Casa de la Cltura Ecuatoriana, Quito, marzo, 2005.
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