martes, 24 de mayo de 2016

Cuando hablan las lágrimas


Juan Valdano

Ahora, cuando muchos compatriotas han muerto bajo los escombros que dejó el terremoto de abril, y cuando tantos otros emergieron con vida de entre las ruinas como si hubieran salido de una anticipada tumba he pensado que bien vale una breve reflexión acerca de la singular experiencia vivida, un instante para pensar sobre el dolor y la lágrima. Y aunque esto suene a trivialidad y paradoja, no hay tragedia humana en la que vida y muerte se entremezclen. Y si es la vida la que, al fin, triunfa nos sobrecogen vivencias en las que extrañamente se confunden gozo y sufrimiento, lágrimas y sonrisas.

 Con una lágrima comienza todo y con otra termina todo. Hay lágrimas al nacer y hay lágrimas al morir. Las hay de gozo, de ternura, de despecho, de dolor. Unas son consentidas, brotan impulsadas por un legítimo deseo de llorar y hay otras, esas que afloran sin haberlas llamado, las que, para vergüenza de quien las vierte, corren por el rostro delatando sentimientos y flaquezas escondidas. Solo los niños las expresan abiertamente, las lágrimas son su lenguaje. Verdades hay que se tornan evidentes después de haber derramado unas cuántas lágrimas. 

Llorar es tan necesario como reír o cantar. Es desahogarse, aplacarse, liberarse de opresiones íntimas. Desde la psicología, llorar es comenzar a curarse. Lágrimas que no se lloran serán silencios que nos pesen, tristezas que se empocen. Quien llora y dedica sus lágrimas a aquel que las causó, estas se convierten en acusación y condena. Llorar es un don tan preciado como el perdonar y pocos los tienen juntos. Cuando las lágrimas van unidas al perdón y es una madre quien las derrama porque los hijos la han abandonado entonces, esas lágrimas son su castigo. Quien ama, sufre y quien conoce mucho es porque mucho ha sufrido.

Al igual que la palabra articulada, la lágrima es privativa del ser humano. Una y otra son testimonios del espíritu, expresiones del alma oculta. Nadie llora por el futuro, por lo que aún no ha sido; se llora por el presente, por lo que es y lo que fue. Y si la conciencia es dolor como pensaba Schopenhauer y, a más de ello,  es duración, temporalidad pura como decía Bergson, entonces el dolor del ser humano no es otra cosa que vivencia del pasado. Con las lágrimas de la humanidad entera se podría anegar al mundo.

Cuando la belleza de un paisaje nos deslumbra y la nobleza de una acción nos conmueve; cuando una melodía o un poema remueven las fibras sensibles del alma y, en fin, cuando el sufrimiento de los otros (de los próximos y los lejanos) nos llega y nos duele y en todos estos instantes no hallamos las palabras adecuadas para decir lo que sentimos, y no las hallamos porque en el pecho se atoran y nos oprimen, entonces suelen ser las lágrimas las que inesperadamente acuden y se expresan en silencio y no hay en el mundo lenguaje más elocuente que aquel en el que una lágrima sola sustituye a cien palabras.


Publicado el 18 - Mayo- 2016 en el Diario El Comercio de Quito

jueves, 5 de mayo de 2016

JUAN VALDANO

   
       Juan Valdano

Juan Valdano Morejón, escritor ecuatoriano, nació en Cuenca (Ecuador) el 26 de diciembre de 1939. Fueron sus padres Juan Nicolás Valdano Machiavello y Asunción Morejón Espinosa. Por el lado paterno desciende de una familia de inmigrantes italianos (Nicolo Valdano Merello y María Maddalena Machiavello) oriundos de Rapallo, provincia de Génova y quienes se establecieron en Guayaquil hacia 1877.

Formación e inicios literarios: Cursó estudios primarios y secundarios en Cuenca. Alumno de los jesuitas (Colegio Rafael Borja). Se gradúa de bachiller en 1958. Estudios superiores en la facultad de Filosofía y Letras y en la facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Cuenca. En 1965 culmina las dos carreras logrando sendas condecoraciones  (Premio “Benigno Malo”) como mejor egresado de cada una de ellas. En ese mismo año gana una beca y viaja a Francia. Estudios de postgrado en Letras Modernas en la Universidad d´Aix-en-Provence e Historia del Arte en la Sorbona, París. En 1977 realiza estudios de Filología Hispánica en la universidad Complutense de Madrid. En 1965 contrae matrimonio con Clara López Moreno, nieta del poeta modernista Alfonso Moreno Mora. Son sus hijos: Juan Esteban, Ximena Lucía y Clara Verónica Valdano López. Doctor en Filosofía y Letras. Su tesis versó sobre el “Humanismo de Albert Camus”, trabajo que fue publicado en 1973 (segunda edición, La llave editores, Quito, 2016). Profesor universitario, ha ejercido las  cátedras de Francés, Literatura Hispanoamericana y Ecuatoriana, Análisis de textos literarios. Durante el gobierno de Oswaldo Hurtado Larrea (1981-1984) fundó la Subsecretaria de Cultura (1981) en el Ministerio de Educación y Cultura, cargo que lo ejerció en dos oportunidades (1981 a 1984 y de 2001 a 2002). Ha dictado conferencias sobre la cultura, políticas culturales, literatura ecuatoriana e hispanoamericana en Estados Unidos, Reino Unido, Francia, España, Argentina y Chile. Ha representado a su país en diversos foros internacionales como la UNESCO, OEA, Convenio Andrés Bello, entre otros. Desde 203 es miembro de número de la Academia Ecuatoriana de la Lengua y Correspondiente de la Real Academia Española. Columnista de opinión en el diario El Comercio de Quito.

Obra literaria: Juan Valdano es autor de una prolífica obra. Su producción intelectual se vierte en los géneros del ensayo literario, filosófico e histórico; en la novela y en el cuento. Sus obras han obtenido los siguientes premios: Premio Nacional Joaquín Gallegos Lara (Municipio Metropolitano de Quito, por tres ocasiones), Premio José de la Cuadra (Municipio de Guayaquil), Premio José Peralta (Municipio Metropolitano de Quito), Condecoración Fray Vicente Solano (Municipio de Cuenca), Condecoración al Mérito Cultural (Ministerio de Educación). Sus cuentos y relatos constan en varias antologías literarias. Por dos ocasiones sus novelas han sido llevadas al cine (“Mientras llega el día” en el 2004 y el cuento “La araña en el rincón”, 1983). Su novela histórica “Mientras llega el día” ha sido traducida al italiano (María Rossi, traductora) y publicada por editorial Arcoiris de Salerno (2016). Dirigió la colección bibliográfica titulada Biblioteca Básica de Autores Ecuatorianos en 28 volúmenes y publicada por la Universidad Técnica Particular de Loja (2015 – 2016).

 A continuación reseñamos un catálogo incompleto de sus obras publicadas hasta la fecha (2016):

NOVELA: Mientras llega el día (1990); Anillos de serpiente (1998); El fuego y la sombra (2001); La memoria y los adioses (2006).
CUENTO: Las huellas recogidas (1980); La celada (2002); Juegos de Proteo (2008); Antología personal (2012); Ciudad soñada (2016).
ENSAYO: Humanismo de Albert Camus (1973); La nación ecuatoriana como interrogante (1971); Panorama de las generaciones ecuatorianas (1975); La pluma y el cetro (1977); El cuento ecuatoriano: estructuras, tendencias y procedimientos (1978); Léxico y símbolo en Juan Montalvo (1980; Juan Montalvo: selección y comentario de textos (1981); Ecuador: cultura y generaciones (1985); Historia del Ecuador: ensayos de interpretación (coautor, 1985); Prole del vendaval (1999); Historia de las literaturas del Ecuador (coautor: 2002); Identidad y formas de lo ecuatoriano (2005); Palabra en el tiempo (2008); Generaciones e ideologías y otros ensayos (2009); Los espejos y la noche (2009); La selva y los caminos (2010); La brújula del tiempo (2016, selección de 150 artículos publicados en diario El Comercio de Quito).

Algunas opiniones acerca de su obra literaria:

Mientras llega el día propone una lectura original de la historia de Ecuador. Al situar al mestizo en los cimientos del orden nuevo, un mestizo libre de todos los resentimientos inherentes al contacto prolongado de las razas y a los conflictos ancestrales, la propuesta de Juan Valdano trastorna los enfoques tradicionales y ofrece una lectura novedosa de la aventura de la independencia; al mismo tiempo, invita a cada hombre a abrirse a lo nuevo para buscar la justicia y la libertad. En efecto, el período emancipador no es, a su modo de ver, un momento singular de la historia. Éste tiene que prolongarse en el Ecuador contemporáneo, que ha de inventar, en las crisis que conoce, los combates de liberación necesarios para que salga a la luz la verdadera identidad nacional, fundada en la cultura popular. Este camino hacia la libertad, que cada uno prosigue necesariamente en el sitio donde se encuentra y en su fuero íntimo, ha de llevarlo a «tratar de transcender el mundo» (Nicole Fourtané).

Anillos se serpiente tiene lo suyo: narrada con bien pulso, con una trama bien armada, sostiene el interés y nos cuenta la historia de un oscuro burócrta policial, Heráclito Cardona, a quien se le ordena inventar –como tarea política y con todas las evidencias y pruebas necesarias- el asesinato de un partidario del régimen cuya muerte fue declarada natural. A través de una mezcla de novela policial deductiva y de novela negra, lo que descubre Cardona es la corrupción hasta el tuétano del poder, las clases dominantes y los políticos, cuyo lema (expresado por su jefe máximo, cuyo rango es de ministro) subraya: “una verdad políticamente inconveniente pasa, ipso facto, a ser una mentira” y “una mentira políticamente rentable se convierte, ipso jure, en una verdad”. (…) La novela está muy bien lograda, lo mejor de lo que había leído de Valdano hasta ahora, incluida la toma de conciencia del protagonista y el epílogo que, aun siendo tan positivos, resultan convincentes, o que es muy difícil de plasmar. (Miguel Donoso Pareja)

      En El fuego y la sombra Juan Valdano conjuga, con elevado nivel, la historia ecuatoriana y la mitología clásica. Elementos contrapuestos se enlazan con enorme espontaneidad en las amenas páginas de esta novela, mostrando un franco contrapunto de realidad e imaginación, de historia y fantasía, de ciudad y naturaleza, de mito y realidad. El escritor exhibe un profundo dominio en la caracterización de los personajes y en el entramado narrativo de las aventuras. La amalgama de figuras extraída de nuestra historia con aquellas de las leyendas homéricas dibuja un largo periplo que desemboca en una Ítaca ecuatoriana, mezcla de misterio y de belleza. Las aguas del Egeo se reflejan en las caudalosas aguas del río Cayapas y de  todos aquellos elementos que, a través de un bien aprovechado lenguaje rico en valores literarios, permiten una agradable y ágil lectura y un proceso de recreación, especialmente, aprovechados.” (María Eugenia Moscoso).

Juegos de Proteo: La lengua artística de Juan Valdano es abundante, rica, precisa, de uso   exacto y prolijo. Estas cualidades nos permiten comprender por qué es, actualmente, uno de los más conspicuos y prolíficos miembros de la Academia Ecuatoriana de la Lengua; pero aparte de ello también es muy notoria la singular habilidad narrativa y descriptiva. (Oswaldo Encalada Vásquez).
Valdano desentierra personajes de la historia; discípulo de la enseñanza cervantina, juega con la idea de viejos manuscritos desenterrados, y narraciones superpuestas que reconstruyen fragmentariamente el relato evocado. (Alicia Ortega).

Ecuador: cultura y generaciones: La propuesta de Valdano tiene el triple mérito de ser fruto de la búsqueda expresa (y muy rara entre nosotros) de un método de análisis; de integrar varios niveles de estudio de la realidad ecuatoriana; y sobre todo, de despertar con fuerza la polémica. Partiendo de la complejidad de la teorización y de algunos elementos metodológicos previos, establece como categoría básica de analisis la generación entendida como portadora de una cosmovisión propia en cada momento de desarrollo de la sociedad. Tomando como punto de partida el final del siglo XVIII, Valdano establece una secuencia generacional que, a su vez, revela la perseverancia de tres grandes “conciencias” que agrupan a las generaciones. Al margen de que coincidamos o no con la propuesta de Juan Valdano, debemos reconocer su gran capacidad de penetración en la realidad cultura el Ecuador. Su obra, en este sentido, es un significativo aporte. (Enrique Ayala Mora)

Palabra en el tiempo: Pasión de estilo. En los textos reunidos en Palabra en el tiempo lo que se muestra es algo que es característica, dentro de la tradición, de nuestra ensayística: pasión y voluntad de estilo. Algo que desde Martí, pasando por Montalvo, Rodó, Alfonso Reyes, Mariátegui, Pedro Henríquez Ureña, Benjamín Carrión, hasta llegar a Octavio Paz, Borges y Vargas Llosa,  no ha dejado de ser una constante, que sin duda ha sabido mostrar las variantes que en términos dialécticos deben operarse. En cada uno de estos textos, esa pasión sin la cual, al decir de Hegel nada es posible, está presente. Incluso, en trabajos que adquieren (los de la primera parte y la tercera) la estructura del artículo periodístico, la pasión no deja de revelarse, de contagiarse y contagiarnos. Artículos que para tener un cabal sentido expresivo están imbuidos de una voluntad de estilo que permiten que el flujo de ideas se produzca sin interrupciones. (Raúl Serrano)

Identidad y formas de lo ecuatoriano: La cuestión de la identidad ecuatoriana es, sin lugar a dudas, uno de los temas centrales de la producción de Juan Valdano, pero es, justamente, en su libro Identidad y formas de lo ecuatoriano donde sistematiza sus teorías y visiones particulares. En esta obra recoge una serie de vivencias y reflexiones sobre la vida y la cultura de los ecuatorianos, una gran diversidad de aspectos que constituyen la identidad del país. Se plantea cuestiones de esta naturaleza: ¿es la identidad ecuatoriana una e inamovible o cambia junto con los tiempos y la actitud de quienes conforman la sociedad?

El "valor literario" del libro que comentamos reside básicamente en su capacidad de condensación, la interrelación entre mito y utopía, entre épica y barroco, entre encuentros (el deseo de definir una identidad nacional) y desencuentro s (la imposibilidad de encontrarla). Es decir, una reflexión ontológica sobre el hombre en la perspectiva poética existencial, propia del ensayo latinoamericano contemporáneo. El mismo autor reconoce: “Nuevamente volvemos al fundamental principio socrático del "conócete a ti mismo" que nos evoca, de manera explícita, en los escritos de Eugenio Espejo cuando en 1972 inició la publicación del periódico "Primicias de la cultura de Quito". Tal mandato está siempre al inicio de toda indagación sobre la identidad de un pueblo”. (2006: 69) (Carlos Pérez Agustí).